Lijar la masilla aplicada en la reparación de una carrocería es un proceso que si se hace bien ayudará al buen acabado general del trabajo, pero que si se cometen errores, va a traer problemas al final seguro, por lo que demos de esmerarnos y para lo que desde Carrocerías Garper os facilitamos unas pautas a seguir para lograr un buen acabado.
Cuando ya hemos aplicado la masilla, procederemos a lijarla respetando un orden de lijado que será el siguiente:
Primero: Usamos una lija P80
Segundo: Lija P150
Tercero: Lija P240
Este orden debe respetarse tanto si usamos lija a mano como con máquina.
Una vez tengamos seca la masilla podemos lijar «lo mayor» con la lijadora pero cuando nos aproximemos a la forma original de la pieza en GARPER recomendamos por experiencia lijar siempre la masilla a mano ayudándonos con un taco de lijado. Es más laborioso y lleva más tiempo de trabajo, pero el resultado es indudablemente mejor.
Tenemos varios tipos de tacos de lijado (planos, cóncavos, convexos, etc.) que nos ayudarán a recuperar la forma original de la pieza con más precisión. Cuando lo hallamos aproximado con P80, seguiremos lijando con P150 y con P240 para que la masilla quede más fina. La idea es conseguir que al acabar de lijar con P240 hallamos conseguido recuperar la forma original de la pieza.
Después pasaremos brevemente la P240 con la maquina para quitar la rallas del lijado a mano y conseguir que la masilla quede todavía más «fina». Después lijaremos con P400 alrededor del cemento para que el aparejo que quede pulverizado alrededor de la masilla quede bien adherido a la chapa pues de lo contrario si se posase encima del barniz se desprendería.

Sin duda es un proceso largo y que requiere de gran dosis de concentración, pero ahora ya tenemos la pieza preparada para ser aparejada, seguros de que no causará problemas. (Foto Carrocerías Garper en el Taller de Gijón)